The simplest forms are sometimes the most aesthetic, they achieve that the images come loaded with information that subtly is seen at first sight, but when you look back on them you can always find the codes that in photography are small art jewels which seduce you in spite of their simplicity.
The photos of Zach Moranville have this quality; his world, fragilely accompanied by his surrounding. The photographer has a large archive of his work, in which instant photographs now have a large part in it.
His personal page is his diary in which he reflects his experiences and turns them into works of admiration. You cannot stop looking because his work is quite hypnotic.
Las formas más simples a veces son las más estéticas, consiguen que las imágenes que expresan vengan cargadas con información que sutilmente se ve a primera vista, pero a las que al volver a mirar sobre ellas encuentras códigos que en fotografía las convierten en pequeña joyas de arte que seducen a pesar de su sencillez.
Las fotos de Zach Moranville tienen este registro, su mundo, frágilmente acompañado de su entorno, tiene un gran archivo de su trabajo, en el cuál obviamente las fotografías instantáneas tienen una gran parte en él.
Su página personal es su diario en el que plasma sus vivencias y las convierte en obras a admirar, no podéis dejar de pasaros, su trabajo es bastante hipnótico.