“That night was one of those nights where incredibly strange things happen. I was out with some friends as I like to do on Friday nights, and went to bed late. Suddenly, in the middle of the night, I woke up because of a strange noise, resembled that of glass bottles exploding on the ground. I thought it was a shooting wof drunks over some empty bottles on the street, but the noise continued. I looked out the window when, amazed, saw coins falling from the sky! Then I got dressed with the first thing I found and went down. A few people were already there trying to collect all the coins that covered the floor. But there were so many of them that it was impossible to collect them all … And they were throwing even more! Sacks and sacks of coins… They were some unknown neighbors from the second floor throwing money for no particular reason out the window. All the people who were there with me were so euphoric and started sharing their craziest and most simple dreams what to do with all this money: the tramp who sleeps next to the building’s door said he was going to get a murder breakfast. The daughter of the side block’s caretaker was joking around that this could help her return to her country, a drunken man just thought about having sex – most likely with a professional in the field. A man told his girlfriend, he was getting her home in a taxi like a queen and a foreign woman who was passing by said she would use those coins to make a piece of art and that all of this was some extremely lucky incident and that to each one of us even more amazing things were going to happen, that some wonderful things were about take place and this was just the beginning. It’s curious to see the joy in people when something unexpected happens; how you convey that positive energy. It is even more curious to get to realize their biggest dreams are actually the most basic and natural ones after all: hunger for the tramp, home to the immigrant, sexual drive to the drunkard, gallantry for the gentleman and creation for the artist”.
“Aquella noche fue una de esas noches en las que pasan cosas increíblemente extrañas. Había salido con unos amigos como lo suelo hacer el viernes por la noche, y me fui a dormir tarde. De repente, en medio de la noche, me desperté a causa de un ruido desconocido, parecido al de unas botellas de cristal que estallaban contra el suelo. Pensaba que era un borracho más que tiraba unas botellas vacías por la calle, pero el ruido seguía. Me asomé a la ventana cuando, asombrada, vi que caían monedas del cielo! Enseguida me vestí con lo primero que encontré y baje. Unas cuantas personas ya estaban ahí intentando recoger la alfombra de monedas que cubría el suelo. Pero estaba tan repleto de ellas que era imposible recogerlas todas… Y tiraban más! Sacos y sacos enteros llenos de monedas… Eran unos vecinos míos que no conozco que, aún ignoro por qué razón, desde la ventana del segundo piso tiraban dinero. Toda la gente que estaba ahí conmigo estaba tan eufórica que compartían sus sueños más locos y sencillos a la vez, que iban a poder cumplir con este dinero: el vagabundo que duerme al lado de la puerta del edificio dijo que se iba a pegar un desayuno de la muerte, la hija de la portera del bloque de al lado bromeó que con esto podría volver a su país, un borracho que pasaba por ahí estaba ansioso por tener sexo y lo más seguro es que le habrá dado por ir a visitar a una profesional en la materia, un hombre con su novia le dijo que hoy ella se volvía a su casa en taxi como una reina, y una mujer extranjera que se paró dijo que iba a utilizar esas monedas para hacer una obra de arte y que eso era una suerte tremenda, que a cada uno de nosotros nos iba a pasar cosas más increíbles aún, que unas cosas buenísimas estaban a punto de llegar para todos y que eso sólo era una señal. Es curioso ver la alegría de la gente cuando ocurre algo así, inesperado, y cómo te trasmiten esa energía positiva. Es más curioso aún darse cuenta de que sus sueños más anhelados son en realidad sus necesidades más básicas y naturales al fin y al cabo: el hambre para el vagabundo, el hogar para la inmigrante, las pulsiones sexuales para el borracho, la galantería para el caballero y la creación para la artista”.